
La derrota produjo la más profunda depresión en el ejército gobiernista, a la que se le denominó en esa época "conconismo". Sobre Santiago se cernía la amenaza de los saqueos y de los desórdenes populares.
Las tropas congresistas estaban conformadas ahora por 11.000 hombres, sumados los prisioneros que se habían incorporado a sus filas, más algunas fuerzas de caballería.
Los generales Barbosa y Alcérreca, que habían discutido fuertemente acerca de las intenciones del enemigo, abandonaron las alturas de Viña del Mar y se trasladaron a la meseta de Placilla, con un total aproximado de 9.200 soldados.
La batalla de Placilla fue tan breve como decisiva. Dos cortas horas de combate bastaron a los generales Barbosa y Alcérreca para comprender que sus fuerzas se hallaban vencidas. Algunos batallones, después de luchar fieramente, terminaban por unirse amistosamente a sus ex enemigos. Otros se fugaron.
Los generales balmacedistas fueron perseguidos y ultimados en unas modestas viviendas de los alrededores. En el estrecho campo de batalla quedaron, entre muertos y heridos, más de 5.000 hombres, cuyos dos tercios pertenecían al ejército balmacedista.